La startup de base científica, que ya superó la valorización de US$ 4.100 millones, será parte del Startups Latam Fest que se realizará la próxima semana, el 7, 8 y 9 de julio desde las 9 de la mañana hasta el mediodía.

En 2009 Algarrobo se convirtió en la primera ciudad en albergar una laguna que utilizaba la innovadora tecnología desarrollada por la startup local de base científica, Crystal Lagoons. Actualmente, a más de diez años de la entrada al mercado de la ya consolidada empresa que superó una valorización de US$ 4.100 millones, son más de 1.000 las lagunas a nivel global que utilizan la tecnología made in chile para mantenerse en buen estado, desarrollo al que hoy la empresa creada por el bioquímico Fernando Fischmann, está sumando una nueva innovación: reutilizar el calor de los data centers para temperar las lagunas y al mismo tiempo enfriar los centros de procesamiento de datos.

La idea de unir estas dos puntas, cuenta Cristián Lehuedé, chief operating officer (COO) de Crystal Lagoons, comenzó a ser evaluada hace cinco años atrás por la empresa, la que vio en esta peculiar unión una respuesta a dos problemas. Por un lado, a la necesidad de los data centers de mantenerse a una temperatura adecuada -problemática que ha llevado a muchas empresas a trasladar sus centros a países con climas fríos e incluso ha generado que compañías, como Microsoft los instalen bajo el mar para así evitar las altas temperaturas- y, por otro,  a un gap que Crystal Lagoons tenía identificado hace un tiempo, que era la utilización de las lagunas no solo en periodos de calor, sino también en otras estaciones. 

“Es capturar ese calor, en teoría perdido, para calefaccionar el agua de la laguna, con esto podemos generar que en lugares con climas como Santiago, se pueda extender la temporada de playa todo el año y en climas fríos, podríamos tener una experiencia de playa en meses más helados. Esto nos amplia el mercado a ‘pedazos’ del mundo que son más fríos, donde es difícil vender las lagunas de baño”, explica Lehuedé, que detalla que en un principio el foco no estaba en los data centers, sino en plantas termoeléctricas, con las que incluso probaron que la innovación funcionaba: “Se hizo un piloto de enfriamiento con una laguna, con financiamiento Corfo. Pero después nos dimos cuenta de que las termoeléctricas son pocas, no están bien ubicadas, y ahí vimos que era difícil que el modelo de negocio funcionara. Empezamos a pensar en otras fuentes de calor y llegamos a los data center, los que han explotado en el mundo. Hoy llevamos unos dos años en Investigación y Desarrollo (I+D)”.

En ese contexto, hoy la empresa ya desarrolló la parte ingenieril de la innovación, en la que toman el calor y lo dirigen mediante cañerías a un intercambiador, así el agua de la laguna ayuda a enfriar el data center y a su vez éste calienta el agua. Actualmente están realizando pruebas en Chile para lo cual es tan simulando una fuente de calor cerca de una de sus lagunas. “Estamos en la etapa de definición del modelo de negocio, de conversaciones con desarrolladores y data centers. Estamos haciendo pilotos para demostrar que esto funciona, en poco tiempo mas deberíamos tener resultados con contratos firmados», afirma el ejecutivo.

Lagunas de acceso público

En paralelo a la puesta en marcha de estas primera pruebas, Crystal Lagoons está apuntando a extender el desarrollo de lagunas de acceso público (PAL, por sus siglas en inglés), una ampliación de su modelo de negocio original, en el que solo apuntaban a comercializar la tecnología para masas de agua dentro proyectos inmobiliarios de acceso privado. “Son lagunas que a su alrededor tienen servicios, como restaurantes, comercios y centros de eventos. Esto genera un punto atractivo en las ciudades (…) En vez de vender proyectos a un solo desarrollador como lo hacíamos antes, ahora tenemos acuerdos con empresas mas grandes a las que les vendemos la licencia y exclusividad de una zona», explica Lehuedé.

La decisión de reforzar la expansión de las PAL está relacionada al efecto que generó la pandemia, la que de acuerdo con el ejecutivo, impulsará a que en los primeros años post covid-19 la gente prefiera vacacionar en lugares cercanos a ellos.

La dificultad de nuevos mercados

Si bien hoy Crystal Lagoons ya tiene presencia a nivel global y cuenta con oficinas en Santiago, Miami, Dubai y Amsterdam, Lehuedé confiesa que la penetración en nuevos mercados no fue fácil en un principio, debido al escepticismo de confiar en una tecnología desarrollada en un país diferente al de origen. Por ejemplo, cuenta que en 2018 se creó la primera laguna con la solución de la chilena en Estados Unidos, en donde tuvieron que sortear la desconfianza de los clientes: «Al norteamericano le cuesta aceptar que no esté probada en su mercado, nosotros los llevábamos a lagunas de México, pero al gringo le costaba aceptar que la tecnología funcionara”.

Y la reticencia que vivió la empresa no es algo aislado para otras startups. “Esto es algo que pasa en todo el mundo, cuando uno parte y tiene algo innovador el que la gente crea que funciona no es fácil (…) abrir un un nuevo mercado tiene problemas, como que la autoridades acepten y que se den permisos, la innovación tiene el problema de que, efectivamente se están rompiendo paradigmas», afirma el COO de Crystal Lagoons, que cuenta que el poder develar estas barreras que la empresa ha sorteado en el camino del emprendimiento, es una de las motivaciones principales de por qué están participando como sponsor del Startups Latam Fest.

“Sentimos que podemos aportar al ecosistema emprendedor, transmitir nuestras experiencias para que en Chile y Latam logremos tener buenos emprendimientos (…) Hay que intentar tener productos que funcionen para poder mostrarlos y confirmarle al cliente u autoridad que la tecnología es de verdad”, dice Lehuedé.