- El escenario para las startups cambió: ya no basta con crecer rápido o levantar capital. Hoy, la sostenibilidad, la rentabilidad y la ejecución disciplinada definen el verdadero éxito emprendedor
Por Daniela Baytelman, CEO de easycancha.
Durante mucho tiempo, el crecimiento fue el principal KPI del ecosistema startup. Mientras más rápido crecías, más validación obtenías. Levantar una ronda grande era casi sinónimo de éxito. Contratar equipos grandes, abrir operaciones en otros países, sumar usuarios por miles. ¿Rentabilidad? Para después.
En easycancha también seguimos esa lógica en su momento. Y no lo digo con culpa. Era la regla del juego, pero esto cambió. Hoy el ecosistema —y el mundo— exige otras cosas, principalmente tener un negocio que funcione, que genere ingresos, pero, sobre todo, que tenga margen, estructura y posibilidad de escalar sin quemar caja de forma eterna.
No es casualidad, el contexto global es más duro. Hay menos fondos invirtiendo, más análisis de riesgo, menos apuestas emocionales. El regreso de Trump a la Casa Blanca, la incertidumbre económica en Latinoamérica y la caída de varios referentes locales son señales que no podemos ignorar.
El caso de Awto es solo uno. Pero hay muchos más. Startups que crecieron rápido, que lograron tracción, pero que no pudieron cerrar su siguiente ronda. Y no porque no fueran buenas ideas, sino porque el mercado dejó de premiar solo eso. Hoy se necesita un modelo probado, una operación sólida y un camino hacia la rentabilidad, no solo hacia la escala.
En nuestro caso el cambio no fue de un día para otro. Requirió decisiones difíciles, reordenar equipos, redefinir prioridades y dejar de operar con la expectativa de levantar capital en X meses y empezar a trabajar con la convicción de que teníamos que sostenernos con lo que generábamos. Y te das cuenta de que eso, aunque más difícil, es también más sano.
Por eso creo que es importante que empecemos a hablar de esto con más honestidad. A propósito del reciente Día Mundial del Emprendimiento, dejemos de romantizar la figura del emprendedor heroico y hablemos del emprendedor consciente. De quien toma decisiones basadas en números, no solo en intuiciones. De quien entiende que una startup, si no tiene modelo, es solo una idea.
Emprender sigue siendo una aventura. Pero hoy, más que nunca, necesita estar anclada a la realidad. No para dejar de soñar, sino para construir algo que realmente funcione, porque si algo hemos aprendido en este nuevo ciclo, es que las buenas ideas no bastan. Lo que marca la diferencia es la capacidad de ejecutarlas bien, con foco, con eficiencia y con los pies en la tierra.