La startup chilena, que desarrolló una innovación que entrega asesoría financiera y salarios flexibles a trabajadores de empresas, llegó en junio recién pasado al mercado brasileño.
A miles de kilómetros de sus respectivos hogares, una portuguesa y un uruguayo, apostaron por emprender en Chile. Así comienza la historia de Quansa, fintech fundada en 2020 por la economista Mafalda Barros y el ingeniero civil Gonzalo Blanco y que hoy, a menos de un año de su creación, anunció el cierre de una ronda seed por US$ 3,6 millones.
Desde Sao Paulo, ambos emprendedores describen su innovación: una plataforma que apunta a la salud financia de trabajadores de empresas, -a estas últimas está destinado el modelo de negocio- a la cual los colaboradores de las compañías acceden como un beneficio y donde pueden conseguir consejos respecto a sus finanzas personales y adelantos de sus remuneraciones. La idea de desarrollar esta solución, dice Blanco, nació en 2015 cuando él y Barros se conocieron mientras ambos trabajaban en la consultora McKinsey & Company.
Y el destino no solo los juntó en McKinsey. En 2019 se reencontraron mientras cursaban un master en la Universidad de Stanford, paso que aprovecharon para empezar a hacer realidad su emprendimiento en el Startup Garage, laboratorio de emprendimiento de la casa de estudios estadounidense. Finalmente en septiembre del año pasado los emprendedores volvieron a Chile y dieron el vamos a su innovación. «El endeudamiento chileno superó el 76% de los sueldos, al final del 2020. Como consecuencia, 70% de los trabajadores siente que no tiene control sobre sus finanzas, lo que se traduce en dificultades financieras para pagar sus cuentas y salir de situaciones de endeudamiento», dice Barros. «Estas preocupaciones tienen consecuencias importantes en la salud mental de los empleados, que se traducen en depresión, mayor dispersión, absentismo y menor rendimiento en el trabajo», añade Blanco.
A la fecha, cerca de 2.000 usuarios -para 2022 buscan llegar a los 100 mil- han utilizado la herramienta de Quansa, que como primer paso realiza un diagnostico de la situación del trabajador, a partir de una metodología que crearon junto a un profesor de Stanford. Tras esto, la startup ofrece orientación y un sistema salarial flexible. «Los usuarios con los que trabajamos en su mayoría son personas que ganan entre uno o tres sueldos mínimos, con un nivel de digitalización no tan alto y que la mayor parte de sus transacciones ocurren en efectivo», dice la emprendedora, que detalla que «enseñamos a los usuarios a organizar sus facturas, a entender los productos financieros, a dar los primeros pasos para ahorrar y, por supuesto, a gastar mejor (…) los empleados pueden retirar en cualquier momento del mes una parte de su sueldo, proporcional a los días y horas trabajados».
Su socio agrega: «Ayudamos con el tema de comportamiento, por ejemplo, asegurarle que paguen la tarjeta de crédito a la fecha que vence mensualmente, y si el pago coincide con una fecha que no le conviene al trabajador usamos la herramienta de salario flexible«. Blanco señala que hasta el día de hoy han logrado evitar más de US $1,1 millones en emergencias financieras.
Con el pie en el acelerador para escalar en Brasil
Si bien hasta hoy la startup ha tenido foco en el mercado chileno, actualmente están mirando con fuerza a Brasil, país en el que aterrizaron el mes pasado: «Un usuario de Quansa en Brasil es similar en términos socioeconómicos, pero el dolor y la no salud financiera en Brasil es bastante mas grande, tienen una tasas de interés casi diez veces las que hay en Chile. Además de la escala que da Brasil, ahí hay una necesidad mayor de las personas», sostiene Blanco.
En vista a esos planes y a hacer crecer el equipo tecnológico y de ventas, es que acaban de levantar los US$ 3,6 millones en una ronda liderada por el fondo estadounidense Valor Capital Group -primera inversión en una chilena- y donde también participaron los fondos Pear VC, Canary, Norte, Magma y Sequoia -a través de Sequoia Scouts, una iniciativa a través de la cual emprendedores del portafolio del fondo proponen nuevos emprendedores promisores- e inversores ángel, como Ariel Lambrecht (99, primer unicornio brasileño), Federico Antoni (socio fundador de ALLVP) y Mada Seghete (co-fundadora de Branch Metrics). «El foco es invertir en crecimiento del equipo, queremos doblarlo a finales de 2021, con desarrolladores y área de productos. También con personas que atienden a los clientes», menciona la emprendedora.
Previo a esta ronda, la startup recibió un premio de US$ 25 mil por parte de Pear, aceleradora donde cursaron un programa que finalizó en un demo day en octubre de 2020.