Chile acaba de subir tres puestos en el Índice de Innovación Global que publica la Organización Internacional de Propiedad Intelectual.
¿Qué produjo este movimiento? ¿Se deberá a que realmente existen políticas públicas diseñadas y destinadas a profundizar la innovación en Chile? o, más bien, ¿la mejoría se debe a logros de particulares? La respuesta es discutible. En cualquier caso, lo cierto es que existen varios pendientes en materia de políticas públicas y leyes en cuanto a innovación.
Debe potenciarse el rol de la CORFO para el financiamiento y cofinanciamiento de proyectos de capital de riesgo, pero ello, desde una mirada global, que permita a los emprendedores rápidamente dar el salto hacia la región
En primer lugar, cualquiera sea el texto constitucional que nos rija en el futuro, este debiera contener un expreso y adecuado resguardo del derecho a la propiedad intelectual e industrial, sin que quede alguno de estos a la suerte de tratados internacionales, como ocurría en el fallido proyecto de constitución recientemente votado.
Asimismo, debe potenciarse el rol de la CORFO para el financiamiento y cofinanciamiento de proyectos de capital de riesgo, pero ello, desde una mirada global, que permita a los emprendedores rápidamente dar el salto hacia la región o al resto del mundo, sin que existan impedimentos en las bases que obliguen a repensar tal proceso.
Así como las jurisdicciones de Delaware, Caimanes o Reino Unido, constituyen polos de atracción de inversión de capital de riesgo, por qué no pensar Chile como un país que, desde las políticas públicas, atraiga inversión no solo para rondas tempranas, sino para series más avanzadas (A, B, C, etc.) en las que participan principalmente fondos extranjeros. Para ello, sin embargo, se requieren facilidades corporativas y principalmente tributarias. Miremos lo bien que lo está haciendo Uruguay en tal sentido.
Tanto las estadísticas de la Asociación Chilena de Venture Capital como las de InvestChile muestran que el capital de riesgo o venture capital en nuestro país ha ido tomando fuerza en los últimos años. Sin embargo, cabe la duda sobre si este fenómeno tiene que ver con que existen las condiciones en nuestro país para que prospere el capital de riesgo o si la concreción de notorios casos de éxito (NotCo, Betterfly, Cornershop, entre otros) ha movido al inversor clásico hacia la tenencia de un portafolio más riesgoso.
Así como las jurisdicciones de Delaware, Caimanes o Reino Unido, constituyen polos de atracción de inversión de capital de riesgo, por qué no pensar Chile como un país que, desde las políticas públicas, atraiga inversión
Desde esas preguntas, corresponde repensar también la actual reforma tributaria que se discute. Es necesario abrirse a la posibilidad de mantener incentivos tributarios no solo a fondos de capital de riesgo, sino que a los fondos mixtos (capital de riesgo y otros).
Chile tiene un valioso ecosistema de emprendedores que se la juegan día a día con la innovación, pero las políticas públicas se han quedado atrás, aletargadas. Decididamente, deben despertar y fomentar que el país como un todo se sume al camino de éxito que actualmente proviene de impulsos creativos particulares.