Uno de los cambios más significativos relacionados a la industria del Venture Capital, y como lo también refuerza Carta -uno de los mayores administradores de fondos en Estados Unidos- tiene que ver con el comportamiento de los inversionistas.

En el último tiempo, los financiadores parecen estar más interesados en nuevas empresas, en lugar de seguir apostando por aquellas ya consolidadas. Este giro refleja una nueva dinámica en el mercado, donde los LPs (Limited Partners) prefieren observar cómo las startups enfrentan un entorno macroeconómico desafiante, en lugar de enfocarse en compañías con trayectorias más largas.

En ese contexto, otro dato interesante es que la composición de los LPs varía según el tamaño de los fondos: los VCs pequeños, con menos de US$ 25 millones, dependen más de individuos de alto patrimonio y family offices. En contraste, los más grandes, con más de US$ 100 millones, atraen a inversores institucionales que aportan cheques más sustanciales.

Este crecimiento gradual plantea una pregunta crucial: ¿cuándo debería un fondo emergente empezar a buscar inversores institucionales? La evidencia indica que estos LPs son más reticentes a invertir en gestores sin un historial comprobado, por lo que los primeros fondos suelen depender de redes personales o inversores dispuestos a asumir mayores riesgos.

El reto para muchos gestores emergentes es convencer a los inversores de que apuesten por ellos, a pesar de su falta de experiencia comparada con gestores más consolidados.

Uno de los aspectos más importantes para los gestores debe ser la construcción de relaciones efectivas con los LPs. Es esencial que realicen una investigación exhaustiva antes de acercarse a ellos, entendiendo sus expectativas y cómo la estrategia del fondo puede alinearse con estas.

En América Latina, esta preparación estratégica es aún más relevante, se debe demostrar que conocen bien a los LPs y estar listos para mantener un diálogo en el que los inversores puedan expresar sus prioridades. Encontrar los LPs adecuados representa uno de los mayores desafíos para los gestores emergentes en América Latina, sin embargo, con una estrategia clara y disciplinada, los nuevos fondos de venture capital pueden superar los obstáculos y contribuir al crecimiento sostenible del ecosistema emprendedor en la regió