Cuando en 2011 se creó el programa de Corfo que financia Fondos de Inversión que
invierten en startups chilenas, su propuesta se ajustaba precisamente a lo que en ese
entonces estaba ocurriendo en nuestro país: empresas en etapas iniciales de su desarrollo que buscaban financiamiento en Chile. Sin embargo, el escenario hoy dista mucho de ser el mismo y urge que dicho programa sintonice con la globalización de las inversiones que se está viviendo a nivel mundial.

Dos obstáculos

El principal obstáculo que pone el “Programa de Financiamiento a Fondos de Inversión de Capital de Riesgo -Fondos Etapas Tempranas- es a las inversiones en startups extranjeras. Al respecto, señala dos condiciones.

La primera es invertir mediante aportes de capital en la matriz extranjera, la que deberá financiar inmediatamente esos fondos mediante un aporte de capital a la filial chilena. La segunda, que tratándose de una empresa nacional en la que el Fondo haya invertido y que se encuentre en etapa de internacionalización (esto es cuando la startup pasa a ser propiedad o controlada por una matriz extranjera), el Fondo podrá participar en la adquisición de una parte de la propiedad en la matriz.

En este último caso, se debe contar con la aprobación del Comité de Capital de Riesgo; además, debe ser la primera ronda de financiamiento de la empresa en el extranjero. En el análisis de la solicitud, se toma especialmente en cuenta la creación de valor de la empresa nacional, medido por factores, como la contratación de personal y operaciones desarrolladas en Chile, entre otros.

Los antecedentes evidencian que el programa de Corfo se quedó corto para lo que está ocurriendo en la actualidad: un ecosistema mundial de inversionistas que no distinguen los países donde operan las compañías

Las complicaciones de esta situación

En la práctica, Corfo ha aceptado las inversiones mediante notas en startups chilenas
con matrices extranjeras, ya que estrictamente cumplen el Programa, pero el problema se podría producir al momento de la conversión de las notas, ya que Corfo podría no autorizar la conversión en la matriz, que es lo que obviamente se busca. Ello, porque podría considerar que no se trataría de una etapa de internacionalización de la empresa chilena, ya que la matriz existiría desde antes de la inversión.

Y es más complicado aún, cuando son empresas que partieron sus operaciones fuera de Chile y vinieron a instalarse al país. Esto es un problema mayor, ya que los demás instrumentos convertibles de la ronda sí convertirían en la matriz, quedando una nota convertida en Chile (cuestión perjudicial para el Fondo que haya invertido que no se va a hacer de la propiedad de la matriz y del negocio global) o con un socio en Chile, algo impensable para un cap table ordenado.

Además, es muy común que las rondas pre-seed se hagan mediante instrumentos convertibles como SAFEs, que no están autorizadas en el Programa, por lo que muchas startups han tenido que adaptar la estructura de la ronda para dar cabida a inversionistas chilenos acogidos al Programa, con las complicaciones que ello conlleva.

Corfo debe adaptarse a los nuevos tiempos en que la globalización es un hecho y entender el valor que tienen las empresas extranjeras cuando llegan a Chile, y cuando las startups chilenas se internacionalizan en etapas tempranas

Los cambios necesarios

Los antecedentes evidencian que el programa de Corfo se quedó corto para lo que está ocurriendo en la actualidad: un ecosistema mundial de inversionistas que no distinguen los países donde operan las compañías, ya que lo que precisamente buscan es escalabilidad e internacionalización.

Y eso deja fuera también la posibilidad de financiar a empresas que vienen a abrir operaciones en Chile, con las claras ventajas para el país que ello implica. En resumen, Corfo debe adaptarse a los nuevos tiempos en que la globalización es un hecho y entender el valor que hay en que empresas extranjeras lleguen a Chile o que empresas chilenas se internacionalicen en etapas tempranas.