Fue difícil imaginar que, hace una semana, cuando lanzamos nuestro listado de unicornios, centauros y little ponies nacionales, a través del LinkedIn de Startups Chilenas, tal fuera la polémica en torno a nuestro destacado unicornio: Crystal Lagoons. Decenas de comentarios apuntaban a que la compañía no calificaba como tal, por tratarse de una empresa inmobiliaria. Sin embargo, nos decidimos a conversar con su hermético creador, el científico bioquímico y empresario, Fernando Fischmann. Aunque siempre ha preferido mantener un low profile, accedió a hablar con nosotros para explicar qué hace a Crystal Lagoons un unicornio y por qué ha estado aparentemente perdido.
¿Qué es Crystal Lagoons?
La tecnología patentada por esta compañía hace posible crear lagunas de agua cristalina que simulan playas paradisíacas, en cualquier lugar. Sin embargo, y a diferencia de lo que muchos suponen, no se trata de una empresa inmobiliaria.
En primer lugar, ¿es Crystal Lagoons una startup?
Bueno, al comienzo fuimos absolutamente una startup. Esta empresa partió hace como 11 años, un poquito más. Ahí solo estábamos mi secretaria y yo. Yo tenía una empresa inmobiliaria, entonces, nació como una especie de apéndice de esta. Eso fue el comienzo de una empresa que se creó con cero capital. Yo firmé un contrato con una compañía panameña, un contrato de licenciamiento de tecnología que fue nuestro primer proyecto. Nos pagaron una parte en efectivo y ese fue nuestro capital.
¿Qué piensas de que Crystal Lagoons es un unicornio?
Crystal Lagoons es absolutamente un unicornio. Los unicornios son empresas que han generado un valor por sobre un billón de dólares y Crystal Lagoons está muy por sobre esto. Hay algunos requisitos adicionales que algunas personas consideran. Por ejemplo, hay quienes dicen que esto debe ser en un corto período de tiempo. En ese sentido, en el caso de Crystal Lagoons, nosotros fuimos valorados en 1,8 billones de dólares en un año y medio. Sin duda que fue muy rápida la valoración. Hay una tercera exigencia que algunos hacen, que deben ser empresas tecnológicas. Crystal Lagoons es 100% tecnológica. Crystal Lagoons no tiene ningún activo físico, no somos ni siquiera dueños de nuestras oficinas, no tenemos bodegas, no tenemos nada. Tampoco vendemos ningún producto, nunca hemos vendido ningún producto. Nosotros lo único que hacemos es licenciar tecnología.
¿Cómo funciona el sistema de licenciamiento en términos simples?
Cuando Crystal Lagoons nació, yo había desarrollado en los años anteriores la tecnología para construir y mantener grandes cuerpos de agua a bajo costo y eso es lo único que tenía. Esa es la idea y la explicación de la patente. Yo pensé muchos tipos de modelo, muchos decían que tenía que hacer como una fábrica o una empresa constructora de lagunas. Yo dije “no, yo lo quiero es vender la tecnología y obtener una parte del valor que esto le genera a los que desarrollen este tipo de lagunas”. Entonces, el modelo de licenciamiento durante los primeros años fue por un porcentaje de las ventas inmobiliarias, ya sea las ventas de una casa, de un departamento o de un lote. A cambio de eso, nosotros entregamos todo el conocimiento necesario para poder construir estas lagunas. Tenemos fábricas en distintas partes del mundo que venden ciertos productos que tienen tecnología nuestra. Nosotros no vendemos nada. Después nosotros nos hacemos cargo de la operación de las lagunas de todo el mundo por internet. Todas las lagunas que hay en el mundo se manejan por internet. A cambio de eso nosotros cobramos un porcentaje.
El último año y medio incorporamos una nueva línea de desarrollo que son las PAL (Public Access Lagoons) o lagunas de uso público. No son proyectos inmobiliarios, sino que son lagunas que se desarrollan en las ciudades para hacer días de playa con conciertos, eventos, etc. Ahí nosotros cobramos un porcentaje del ticket.
Entonces, esos son nuestros dos modelos. Nosotros no salíamos en el listado porque dicen que somos una inmobiliaria, pero nosotros no tenemos nada de inmobiliaria. Yo creo que no somos dueños ni de la casa del perro.
¿Cuántas patentes tecnológicas tiene actualmente Crystal Lagoons?
Es difícil dividirlas, pero tenemos como 2200 patentes, si uno considera los países en los que están otorgadas. Ahora, no son dos mil patentes diferentes, son un grupo de patentes que se han ido repitiendo en todos estos países, pero las patentes diferentes están entre unas veinte.
Cuando empezaste, ¿buscaste alguna opción de financiamiento para desarrollar tu proyecto, a través de alguna entidad pública o privada?
No. Nosotros hicimos un crecimiento orgánico. Es que el modelo nuestro consiste en licenciar tecnología en contratos a largo plazo, pero con un pago inicial al contado. La empresa fue adquiriendo capital en función de esos pagos iniciales y creciendo poco a poco. Cada vez que teníamos más ingresos contratábamos más gente, y así fue desarrollándose.
¿Cuánto tiempo demoraste en hacer la investigación que está detrás de Crystal Lagoons?
La idea surgió porque yo soy bioquímico de profesión y trabajé un tiempo en investigación en el Instituto Montemar, en Valparaíso. Tú sabes que no es fácil ser investigador en Chile. Entonces, formé una empresa inmobiliaria con bastante suerte y algo de ojo, encontrando terrenos muy baratos. Empezó a crecer esto y, finalmente, en un momento compré un terreno en la costa, en Algarrobo, pero el problema es que la playa era peligrosa. Entonces, cuando yo estaba pensando qué hacer, vi una mamá caminando con dos niños y al más chico lo tomó una ola. Su hermano fue a rescatarlo y después también se metió la mamá, pero fallecieron los tres ahogados. Ahí me di cuenta de lo peligroso que era hacer un proyecto frente a una playa con ese oleaje.
Entonces, me puse a pensar y se me ocurrió la idea de hacer esta laguna donde la gente pudiera bañarse, con arena blanca. Como poner un pedazo de trópico en Algarrobo. La gente encontraba que era una locura, pero yo pensaba que era una solución y podría ser una solución para muchos lugares del mundo. Recorrí el mundo buscando a alguien que me pudiera ofrecer esta tecnología, estuve siete años trabajando y me dijeron que era imposible. Hasta que desarrollé la tecnología y la patenté. Ni siquiera mis amigos querían escuchar cuando les hablaba de esto.
¿Cuáles son los nuevos proyectos que vienen en el futuro?
Nosotros tenemos las lagunas inmobiliarias, que son de los primeros años; después las lagunas PAL que han sido un boom y ahora estamos en una tercera etapa en que estamos conectando las lagunas a las plantas industriales que requieren enfriamiento. La laguna tiene agua caliente todo el año y con un domo que permite que con cero energía tú tengas lagunas protegidas, temperadas, todo el año. Con cero consumo de energía porque estás usando energía de planta industrial. Ya aparecieron en internet la semana pasada los primeros dibujos y ya estamos empezando a ver los primeros proyectos, sobre todo en climas más fríos.Además, hace un poco más de un año, formamos un team de investigación en áreas que no tienen nada que ver con las lagunas y tenemos ya un conjunto de tecnologías y patentes. No puedo darte muchos detalles, pero son áreas de medicina, alimentación e e-commerce. Si estas startups nuevas prosperan, tú las vas a conocer porque son bastante ambiciosas, con los riesgos que tú conoces. A veces las startups funcionan y a veces no, pero, por lo menos, se ven con buenas perspectivas.
¿A qué se debe tu hermetismo con los medios? ¿Por qué no sueles dar entrevistas?
Es una decisión personal. A mí no me gusta ser hombre público y, en el tiempo que di entrevistas en Chile, la gente me empezaba a reconocer y eso me molestaba. A mí me gusta ser anónimo. Eso tiene un costo alto, sobre todo en el mundo de startups, como que no te consideren unicornio en un reportaje, y es parte de lo mismo. Pero es una decisión personal, no económica.
Hay una mezcla de dos cosas. En primer lugar, que me gusta ser anónimo, pero la segunda es que en Chile hay harto “chaqueteo”. Entonces, al final, tú esperas ser muy público y recibir beneficios, pero también hay un costo de que te empiecen a atacar.
¿Qué consejo le darías tú a los emprendedores nacionales que están luchando para conseguir financiamiento dentro y fuera del país? ¿Qué crees tú que podría ser un empuje para levantarlos?
Yo pienso que, cuando las ideas son buenas y la gente es buena, de alguna parte el capital aparece. Creo que cuando una empresa no es capaz de levantar capital es porque algo está fallando. En nuestro caso, nunca buscamos socios, pero buscamos una forma a partir de vender contratos. Esa fue una fuente de financiamiento. Yo vivo en Estados Unidos y cuando vivía en Chile hacía unos “asados de la innovación”. Partió con un grupo muy pequeño, 10 personas o algo así, dentro de los cuales hay algunos que hoy día les ha ido muy bien. Después eso fue creciendo hasta ser, no sé, 120 personas. A los que eran buenos les ha ido estupendo y han logrado abrirse camino. Entonces, yo creo que, con buenas ideas, la plata siempre aparece.
Debate y contradicciones sobre el Unicornio Chileno
Hace sólo algunas semanas, se publicó en el cuerpo de innovación de El Mercurio un artículo acerca del ecosistema de startups nacionales, con sus respectivas clasificaciones: little ponies, centauros y unicornios. Basados en la valoración de estas mismas -10, 100 o 1.000 millones de dólares, respectivamente-, se insinúa ahí que el “unicornio aún no aparece”. No obstante, el artículo señala como “referentes” al mismo Crystal Lagoons y a Vendemos Tu Auto (adquirida por OLX superando el billón de dólares en valoración). En esa línea, la gerenta de Start-Up Chile, Maria de los Ángeles Romo, señala que “es necesario pasar por todo el proceso hasta convertirse en un unicornio”. Sin embargo, tal como señala su fundador, Fernando Fischmann, Crystal Lagoons es un caso excepcional debido a que, en menos de 2 años, alcanzó una valoración muy por encima del billón de dólares.
Parece curioso leer el listado mencionado anteriormente, cuando un par de años antes y a través del mismo medio, Corfo ya clasificaba a Crystal Lagoons como el único unicornio dentro del ecosistema nacional de startups. Sin ir más lejos, el medio nacional El Mostrador destaca a la compañía como la única que alcanza dicho título a nivel nacional, en dos ocasiones, tanto en 2019 como en 2020. Además, en algunos sitios especializados se muestra como uno de los 3 unicornios vigentes en sudamérica junto a NuBank y Rappi, figurando también en el listado de unicornios que concentran fuentes como Wall Street Journal, Fortune, CB Insights, Techcrunch y Pitchbook.
De esta manera, y con la intención de reforzar su posición en los medios a través de la presente entrevista, parece justo que Crystal Lagoons pase a ser considerado como nuestro unicornio dentro de los listados oficiales. Además, aclarando la confusión que se ha dado en torno a que, pese a ser un emprendimiento con un desarrollo y crecimiento completamente orgánico, se trata de un negocio puramente tecnológico, contrario al conocimiento general.
Esta entrevista fue realizada por Fernando Oliver y escrita por Martina Casas Irarrázaval. Data recopilada por Ignacio Fernández
Crystal Lagoons: el unicornio chileno perdido – Artículo original de Startups Chilenas 2021