De acuerdo a información en exclusiva del Informe de Incubadoras y Aceleradoras elaborado por Broota, 8 de las 22 organizaciones pro emprendimiento que existen en el país cuentan con fondos públicos y/o privados para invertir en startups.

Hasta hace pocos años atrás, si una startup chilena hablaba sobre levantar capital lo primero que se venía a la cabeza era la adjudicación de algún un fondo Corfo: Capital Semilla, Expansión, PRAE, SSAF-I, SSAF, eran sólo algunos de los fondos directos e indirectos estatales que articulaban las incubadoras -como entidades patrocinadoras- para entregar financiamiento a los emprendimientos.

Sin embargo este panorama ha cambiado bastante en los últimos cinco años, ya que el ecosistema nacional comenzó a «cosechar» lo sembrado, alcanzando puntos de inflexión, como la entrada al club de unicornios de Cornershop, NotCo y Betterfly. Y estos casos de éxito han impulsado que las incubadores y aceleradoras locales estén explorando entregar financiamiento ya no a través de Corfo, sino con sus propios fondo de venture capital.

Así lo demuestra el Reporte de Incubadoras y Aceleradoras 2022 -que puedes descargar de forma gratuita aquí, realizado por la plataforma de crowdfunding Broota y que reveló que al menos ocho de las 22 instituciones se han volcado a financiar este tipo de capital.

Federico Iriberry y José Antonio Berríos, cofundadores de Broota.

¿Por qué y cómo surge el cambio?

El reporte plantea que varios fondos e incubadoras/aceleradoras en el ecosistema chileno han aprovechado el programa de Corfo para fondos de inversión que tienen apalancamiento «dos a uno» (33% privado; 66% Corfo) y «tres a uno» (25% privado; 75% Corfo). Desde el punto de vista de las incubadoras y aceleradoras, se plantea que pasar al mundo del Venture Capital es un «proceso natural». «Muchos plantean que es algo que debía ocurrir inevitablemente en un país y en un ecosistema que ha aportado bastante hace casi una década», explica Federico Iriberry, CEO de Broota.

Asimismo, Juan Eduardo Orlandi, CEO de Magical asegura que «cuando ese financiamiento estatal empieza a generar frutos y muestra casos de éxito, los privados empiezan a darse cuenta que invertir en estas compañías de alto riesgo en etapa temprana puede ser beneficioso. Es ahí que se acercan los capitales privados y comienza este tránsito. No es que pases de inmediato de estatal a privado».

«En el caso de Magical, hay un financiamiento que va a los emprendedores y que pasó a ser 100% privado. Pero, la misma aceleradora tiene apoyo de subsidios Corfo que ya están terminando. De igual manera, creemos que sigue siendo necesario mantenerlo por un tiempo«, agrega Orlandi.

Juan Orlandi, CEO Magical y Andrés Castillo de 3IE.

Se subirán al carro del VC

La incubadora 3IE, de la Universidad Técnica Federico Santa María, cree que esta tendencia se está dando por la madurez de lo que se generó en su minuto a través de Corfo. Para Andrés Castillo, gerente general, son múltiples los factores. Uno de ellos «tiene relación con el momento en que la Corfo implementa el Programa/Fondo SSAF-i, esto permitió que muchas incubadoras pudieran comenzar con la administración de fondos a invertir en emprendimientos en etapas tempranas», afirma Castillo, que añade que un segundo factor es que el patrocinio de fondos no es una actividad sostenible por sí sola.

«En términos generales ningún instrumento permite financiar los costos que significa patrocinar estos emprendimientos. Hoy existen otros ingresos que permiten hacerlo, ya sea generado por cross selling o por otros subsidios a la operación. De todas maneras, creo que el patrocinio de proyectos es más un complemento que una actividad principal de las incubadoras; de hecho, ya hay varias que van en retirada».

Descarga el Reporte de Incubadoras y Aceleradoras 2022 de forma gratuita aquí.

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