Concentrando un 5% de los 100 principales ecosistemas emergentes, América Latina se ha posicionado como un territorio con un alto potencial de desempeño para las startups para los próximos años. Así lo indica el Informe del Ecosistema Global de Startups 2023 de Startup Genome, que apunta a los fondos y la conectividad como los aspectos más destacados de nuestro país. Sin duda una positiva señal para nuestros emprendedores, pero también un incentivo tangible que los podría impulsar a llevar su emprendimiento al siguiente nivel.

Aquella decisión puede percibirse como un verdadero desafío. Sin embargo, existen ciertas señales que demuestran que una startup está lista para dar el salto transitando hacia una scaleup, como tener un crecimiento constante tanto en ingresos como clientes durante un periodo prolongado, operaciones constantes y buenos resultados económicos, y un modelo de negocios escalable que se pueda expandir sin perder calidad o eficiencia.

Esta transformación puede interpretarse como un emocionante proceso de evolución empresarial que marca un significativo hito en el camino del crecimiento, si bien requiere de factores importantes como una estructura organizacional sólida para manejar operaciones complejas o la facultad de adaptarse a las necesidades de una sociedad cada vez más consciente y exigente. A pesar de aquello, el paso de empresa emergente hacia un negocio más maduro y estable puede brindar grandes beneficios como un crecimiento sostenible tanto en ingresos como clientes a largo plazo, el acceso a recursos de financiamiento para continuar expandiéndose, la oportunidad de innovar continuamente para acomodarse a los requerimientos de los nuevos tiempos, y una mayor capacidad de resiliencia frente a las fluctuaciones del mercado.

Esto, sin mencionar la contribución financiera que esta transformación puede generar en la economía nacional tanto en términos de ingresos como en la creación de nuevas plazas de trabajo. Transitar de una startup a una scaleup es un emocionante viaje empresarial que, con la planificación, apoyo y visión estratégica adecuada, puede permitir a sus fundadores expandirse y prosperar. Y si bien existen varios mecanismos que los pueden acercar a dicho objetivo, limitaciones como el acceso a financiamiento siguen siendo una piedra de tope para muchos emprendedores.

Chile cuenta con talentos capaces de desarrollar proyectos innovadores y de alto impacto, que cada vez más tienen el potencial de llegar más allá de las fronteras. Pero para impulsar su crecimiento y evolución, es crucial seguir fortaleciendo el trabajo público-privado para que existan más iniciativas orientadas a contribuir en su escalabilidad, facilitar el acceso a inversores y capital de riesgo para proporcionar los recursos que se necesitan, y con eso, fomentar una cultura de emprendimiento sólida.

Junto con lo anterior, tenemos que ser conscientes de que la mentoría cumple un rol fundamental debido a los conocimientos que pueden ofrecer quienes ya atravesaron aquel camino, desde una posición experimentada que a su vez puede inspirar a los emprendedores a traspasar los aprendizajes de la misma manera, entregando las herramientas que se requieren hacia las nuevas generaciones.