Cuando pensamos en lo que significa ser emprendedor, es muy probable que se nos vengan a la cabeza personas que están tomando riesgos para lanzar una idea o solución disruptiva, pero ¿nos imaginamos a jóvenes recién salidos de la universidad o a profesionales con años de trayectoria? 

El concepto de emprendedor universitario está influenciado por casos famosos como Steve Jobs (Apple), Mark Zuckerberg (Facebook) o Bill Gates (Microsoft), de quienes hemos heredado el mito del origen en un garaje hasta que lograron levantar capital, crecer una empresa y convertirse en empresarios de exitosas multinacionales. 

Tanto los fundadores de los unicornios chilenos – empresas valorizadas en más de US$ 1.000 millones-, así como los de las empresas llamados soonicorns – empresas cercanas a convertirse en unicornio – están más cercanos los 40 años de edad, que a los 23 o 25 de un recién egresado

Un estudio publicado por el Massachusetts Institute of Technology (MIT) desmiente ese prejuicio. Al menos en Estados Unidos, la edad promedio de un emprendedor exitoso que funda una empresa es de 45 años, muy distante del estereotipo universitario. En Chile tenemos un prejuicio similar. El fomento del emprendimiento en etapa juvenil ha permitido que el concepto permee y hoy esté en casi todas las mallas curriculares de las instituciones de educación superior del país.

Es común conocer programas de emprendimiento para universitarios, y cuando visitamos un cowork, podemos ver la energía de la juventud presente.  Sin embargo, al revisar el perfil de los emprendedores más destacados de Chile, pareciera que la situación no es muy distante a la que consigna el estudio del MIT sobre Estados Unidos.  Tanto los fundadores de los unicornios chilenos – empresas valorizadas en más de US$ 1.000 millones-, así como los de las empresas llamados soonicorns – empresas cercanas a convertirse en unicornio – están más cercanos los 40 años de edad, que a los 23 o 25 de un recién egresado. 

Replantearnos el concepto de emprendedor en el ecosistema nacional permitirá romper viejos mitos y construir paradigmas nuevos para dar forma al país de emprendedores que moviliza la economía y la sociedad del mérito. El emprendimiento no siempre empieza en un garaje, no siempre lo lideran universitarios soñadores y no siempre termina en empresas multinacionales multimillonarias.

En cambio, siempre trae aparejado esfuerzo, una que otra experiencia fallida, lo más fundamental, mucho, mucho trabajo. Es importante continuar con el fomento al emprendimiento en el entorno universitario, sin embargo se puede potenciar los incentivos para aumentar la participación de profesionales con experiencia en este entorno.

Replantearnos el concepto de emprendedor en el ecosistema nacional permitirá romper viejos mitos y construir paradigmas nuevos para dar forma al país de emprendedores que moviliza la economía y la sociedad del mérito

Aquellas personas que con 10 o 15 años de experiencia en las industrias relevantes del país conocen de primera mano los problemas y oportunidades que se presentan en este entorno, saben cómo funcionan los códigos de la empresa, y podrían convertirse en poco tiempo, en los futuros emprendedores exitosos del país.