La fintech mexicana Incode, especializada en verificación de identidad mediante inteligencia artificial, anunció la adquisición de AuthenticID, compañía con amplia experiencia en entornos regulados y operaciones de alto volumen.

Esta operación consolida a Incode como un actor clave en el competitivo mercado global de identidad digital, en un momento donde el sector se proyecta a superar los 116 mil millones de dólares en 2027, impulsado por el auge del comercio electrónico, la banca digital y los servicios públicos en línea.

Combatiendo el fraude con inteligencia artificial

Más allá de una expansión comercial, la adquisición responde a un desafío urgente: el fraude potenciado por inteligencia artificial. Con el aumento de tecnologías como deepfakes, voces sintéticas y agentes autónomos, las amenazas a la identidad digital son más sofisticadas que nunca. Solo en México, el fraude cibernético provocó pérdidas superiores a 20 mil millones de pesos en 2024.

Ricardo Amper, fundador y CEO de Incode, destacó la relevancia de la integración:
«Estamos reforzando la primera línea de defensa contra estas amenazas, para que cada empresa pueda confiar en cada interacción.»

Tecnología avanzada y experiencia regulatoria

La unión de ambas compañías crea una oferta robusta. Incode aporta su tecnología de aprendizaje automático y detección de fraude en tiempo real, mientras que AuthenticID suma su experiencia en implementación de soluciones en bancos y empresas de telecomunicaciones en Norteamérica y América Latina. En conjunto, han procesado más de 4 mil millones de verificaciones de identidad solo en 2024.

La adquisición fortalece a Incode frente a competidores globales y permite escalar sus servicios a clientes en sectores como fintech, transporte, comercio electrónico y retail, incluyendo tanto bancos tradicionales como neobancos en la región.

Desafíos regulatorios

La expansión internacional de Incode y AuthenticID obliga a cumplir con regulaciones estrictas en protección de datos, ciberseguridad y privacidad, particularmente en regiones con marcos legales exigentes. En este contexto, la identidad digital se convierte no solo en un asunto tecnológico, sino también legal y ético.