- Lidz.IA ya procesa el 25% de las propiedades nuevas vendidas en Chile.
- Su plataforma combate la pérdida de hasta el 80% de los clientes potenciales causada por procesos manuales obsoletos.
- La tecnología de la startup se centra en el upper funnel, usando automatización y calificación inteligente para que los corredores cierren más ventas.
Lidz.IA, la startup chilena que transforma el proceso de venta inmobiliaria, anuncia un hito significativo en su mercado de origen: la plataforma ya ha logrado procesar el 25% de las propiedades nuevas vendidas en Chile, consolidándose como un actor indispensable en la digitalización del corretaje.
Este logro subraya el impacto de la solución tecnológica de Lidz en una industria tradicionalmente lenta en adoptar nuevas herramientas, donde procesos manuales y la falta de automatización causan la pérdida de hasta el 80% de los clientes potenciales.
Tecnología enfocada en la Conversión del Upper Funnel
La propuesta de Lidz.IA se enfoca en la etapa crítica del proceso comercial, el upper funnel, donde un prospecto se convierte en un lead cualificado. A través de la automatización vía WhatsApp, la calificación inteligente de prospectos y la asignación eficiente de tareas a corredores, la startup permite a los equipos comerciales enfocarse exclusivamente en cerrar las ventas.
Los fundadores, Nicolás González y Cornelio Saavedra, destacan que la clave es su origen en el propio rubro: «Nuestra plataforma no es solo tecnológica, sino estratégica, creada por inmobiliarios para inmobiliarios». Esto les permite interpretar comportamientos, necesidades y preferencias reales a partir de las conversaciones con el cliente, y no solo medir números.
El Futuro del Corretaje
Lidz.IA advierte que la digitalización no es una opción, sino una necesidad. Proyectan que, en cinco años, la Inteligencia Artificial gestionará las primeras interacciones, permitiendo que los equipos humanos se concentren en la conversión final.
La startup mantiene su visión de transformar la experiencia de venta para que sea «rápida, transparente y completamente centrada en el cliente», demostrando que la tecnología no reemplaza al humano, sino que lo potencia.