- La plataforma recoge información del personal de trabajo de manera anónima, mediante una metodología que fue desarrollada con apoyo del Banco Interamericano de Desarrollo (BID), y usa esta data para crear un plan de acción automático y personalizado a las necesidades de la empresa.
Desde chistes inapropiados hasta acercamientos físicos no consentidos, el acoso sexual es fenómeno que al menos uno de cada cinco individuos experimenta en sus lugares de trabajo en Latinoamérica, según estudios recientes. Para ayudar frenar eso, nace ELSA –Espacios Laborales Sin Acoso–, plataforma integral para la prevención del acoso sexual laboral, que permite a las organizaciones medir, monitorear y actuar contra dicha problemática, sin depender de una denuncia.
La plataforma fundada en 2018 por Marlene Molero (CEO) e Ivonne Quinones (CTO), recoge información del personal de trabajo de manera anónima, mediante una metodología que fue desarrollada con apoyo del Banco Interamericano de Desarrollo (BID), y usa esta data para crear un plan de acción automático y personalizado a las necesidades de la empresa, cuenta Molero, que acaba de ser reconocida como la primera peruana finalista del Cartier Women’s Initiative de la marca de joyas de lujo Cartier, el Foro de Mujeres, McKinsey & Company y la escuela de negocios INSEAD, que busca alentar a las mujeres empresarias a nivel global.
-Acabas de ser seleccionada como una de las 33 mujeres destacadas por el Cartier’s Women Initiative, la primera emprendedora peruana en ser reconocida en la historia de este programa. ¿Qué significa este reconocimiento para ti?
-Este reconocimiento nos anima mucho a seguir. El apoyo de Cartier es impresionante en términos humanos, en términos de armar comunidad, de tener formación, de tener respaldo y preocupación sobre el bienestar. Es un programa con recursos económicos con montos que van entre US$ 30.000 y US$ 100.000 en equity free, junto a la posibilidad de acceder a préstamos con tasas de interés muy bajas. Además, permite entrar a un fellowship donde ya hay 17 promociones que se «graduaron», permite insertarse en una comunidad.
-¿Siempre te interesó el nexo entre el derecho y el género?
-Sí. Yo como muchas mujeres de mi generación, crecí en una familia con los roles de género asignados muy claramente, con un papá con el trabajo remunerado, y una mamá que dejó el trabajo remunerado cuando yo nací. Ví como ciertas decisiones laborales eran tomadas a partir del género. En ese camino, Perú es uno de los primeros países en la región que sacó una norma específica sobre acoso sexual en el trabajo, por ahí en el 2004 y entonces se volvió un tema de interés. De hecho, mi primera publicación académica fue sobre acoso sexual en el trabajo. Entonces empezaron a entrelazarse. A mí me interesaban mucho los temas de conciliación, de la vida personal, laboral y familiar. Y esas dos fueron en realidad mis puertas de entrada. Y ahí es cuando decido hacer un diplomado y luego ya me voy con la maestría. Mis primeros 15 o 16 años profesionales fueron en un estudio de abogados. En paralelo, desde que estudié derecho, comencé a estudiar género. Cuando terminé la carrera, hice un diplomado en Estudios de Género, y luego finalmente hice la maestría en Londres, en Género, Políticas Públicas y Desigualdad.
-¿Y cómo llegaste a formar ELSA?
–En el 2016 con Ni Una Menos. En Perú fue un movimiento muy fuerte que activó un sector que venía dormido en estos temas, que es el sector empresarial. Y yo estaba parada sobre la ola, ¿no? Entonces, empecé a hacer una propuesta mucho más fuerte en las empresas de abordar estos temas.
-¿Cuando dices que el sector empresarial estaba dormido, ¿A qué te refieres?
-No se hablaba de igualdad o de equidad de género en el sector empresarial, por lo menos en el caso peruano, hasta el 2016. Entonces se comienza a despertar y yo voy viendo cómo que esto había que empujarlo. Ahí decido que se podía hacer algo mucho más grande con esto. Renuncio y fundo una cosa que primero se llamó Gender Lab con mi socia Ivonne Quiñones. En ese recorrido decidimos poner un foco mucho más fuerte en temas de prevención de acoso sexual laboral y creamos ELSA y, con apoyo del BID, esto evolucionó en la herramienta digital que es hoy. Ya alberga la base de datos más grande que hay en la región sobre este tema de acoso. Tiene más de 160.000 entradas de información ya, es como tres estadios nacionales llenos de gente. Ahora no solamente sabemos lo que pasa, sino sabemos muchas de las causas raíces por las que pasa. Nuestra data se usa para impactar en políticas públicas y para que las empresas implementen estrategias de prevención que, al estar basadas en data, funcionan muchísimo mejor y reducen la incidencia de acoso como en un 60% de un año a otro con estrategias que no son como muy elaboradas, ni son costosas de implementar.
-Según datos oficiales, 4 de cada 10 de las mujeres en América Latina y en el Caribe, o sea el 39%, acusa o reporta haber sido acosada sexualmente en el trabajo. ¿Cómo podrías describir el panorama del acoso laboral en Latinoamérica? ¿Ha disminuido con los años?
-Hay países que dentro de nuestra región que son más conservadores todavía, por ejemplo, Bolivia, Paraguay, Centroamérica y los países de Centroamérica, tienden a ser más conservadores y en consecuencia tienen índices más altos de acoso sexual. Es decir, la media es 40, la de ellos está más allá de 40. ¿Por qué? Porque todavía hay mucho machismo, todavía hay mucho silencio y todavía hay mucha normalización y tolerancia a expresiones de acoso. En países de tendencia menos conservadora o que ya vienen hablando más de estos temas, como Chile, Colombia, Perú, puntualmente, la incidencia es menor, entonces ellos van a estar por debajo de ese 40%. Entonces, es muy desigual la región. Las organizaciones tienden a pensar que esto, por algún motivo, no pasa dentro de sus empresas porque hay muy poca denuncia. Algo que pasa muy fuerte con el acoso sexual y de hecho el 75% atribuye responsabilidad a la víctima por no haber dicho algo antes o por no haber rechazado firme y expresamente las conductas. Hay que entender que el acoso no está en la respuesta de la víctima, el acoso sexual está en las acciones que quien hace esto está efectuando. Entonces, necesitamos cambiar el punto de atención.
-¿Qué se viene para en 2024?
-Vamos a sacar el MVP en los próximos meses. ELSA hace las mediciones, diseña las estrategias con esa data, tiene un aula virtual también. Tenemos un programa de formación de la Universidad de México, y tenemos una «pata» adicional que es un sistema de denuncias o canal de reporte. Estamos trabajando el MVP de ese canal de reporte de la mano de personas que han pasado por situaciones de acoso. También de empresas que atienden estos casos y que serían las usuarias de esto. Estamos en pleno proceso de diseño. ELSA se usa ya en ocho países de la región, pero pensamos apuntalar fuertemente el mercado chileno.