Cuando un emprendedor se enfrenta a una ronda de inversión, la premisa es clara: mientras mayor valorización de la empresa se logre, mejor para la startup y sus fundadores. Y se entiende, en primera instancia uno podría pensar que negociar una valorización es lo que en teoría de juego se llama “juego de un solo turno”, donde lo relevante es maximizar el retorno actual, sin considerar escenarios futuros. 

Adicionalmente, hay varios beneficios asociados que lo avalan, ya que una mayor valorización permite desbloquear los siguientes logros:

  1. Por la razón o la fuerza: entregar menos propiedad, lo cual asegura un mayor control sobre la empresa y más espacio para levantar futuras rondas.
  2. Blitzscaling: el acceso a grandes cantidades de capital le permite a la startup crecer de forma no orgánica, acelerando el proceso de expansión y apertura de nuevos mercados.
  3. Show me the money: la propiedad de los fundadores y el stock options valen más, lo cual se traduce en que, al menos contablemente, son todos más ricos.
  4. Criaturas mitológicas: en términos de opinión pública, la principal medida de éxito de un emprendedor es qué tan próximo está de dar a luz a un unicornio. Una mayor valorización lo acerca un poco más a la “meca” del emprendimiento.
  5. Rey del Monopoly: un alto valor de las acciones permite usarla como moneda de cambio para adquirir otras startups. Es muy usual que empresas que levantan una buena cantidad de capital, utilizan esa valorización para adquirir a otras, sin tener que hacer uso de mucha caja.
  6. Grúa de Talento: nada puede hacer una multinacional cuando se les ofreces a sus altos ejecutivos un sueldo mercado más un stock option de una empresa de alto potencial. Llegar y llevar.

Un alto valor de las acciones permite usarla como moneda de cambio para adquirir otras startups

Pero como diría el Tío Ben, un gran poder conlleva una gran responsabilidad, dado que tener una valorización alta es en cierto modo parecido a un apalancamiento, cuando las cosas andan bien, te potencia, pero cuando las cosas andan mal, pasa lo siguiente:

  1.  Pesadilla recurrente: financiarse a una alta valorización te obliga, para dejar a los inversionistas pasados satisfechos, a buscar una valorización futura mucho más alta. Lo que fue una buena noticia en el pasado, puede convertirse en un lastre, ya que te puede dejar fuera del rango de acción de potenciales inversionistas futuros.
  2. Dependencia al capital externo: una alta valorización significa que existió una promesa de crecimiento exponencial de cara con los inversionistas, por lo que será necesario embarcarse en un proceso de expansión muy agresivo. La continua necesidad de capital fresco podría exigir en tiempos difíciles (como los actuales), sufrir por conseguir un poco de inversión, con condiciones no tan favorables. 
  3. Pollitos en fuga: si el equipo, que fue atraído inicialmente por generosos stock options, se percata que sus acciones ya no valen nada y que la empresa está en riesgo de quiebra, es probable que su apetito por trabajar en una startup decaiga y llamen con la cola entre las piernas a su ex jefe en Morgan Stanley, rogándole por una segunda oportunidad.

La continua necesidad de capital fresco podría exigir en tiempos difíciles (como los actuales), a sufrir por conseguir un poco de inversión, con condiciones no tan favorables

Todo lo anterior le está ocurriendo a muchas startups en este momento. Entre ellas a Klarna, la que fue en su momento la empresa privada más valiosa de Europa con una valorización de US$ 45,6 miles de millones, se vio obligada a financiarse a nueva valorización de US$ 6,5 mil millones. Más de 85% de pérdida de valor para sus accionistas y empleados.

Es por esto que, la recomendación es siempre levantar fondos a una valorización que implique un crecimiento gradual, con el cual el founder se sienta cómodo. Esto eximirá a la startup de misiones suicidas para cumplir proyecciones desmedidas, aminorando el riesgo de levantar fondos en tiempos complejos, lo cual permitirá generar negocios mucho más resilientes a los naturales vaivenes del mercado. 

La búsqueda del “equilibrio en este juego” siempre debe considerar escenarios futuros que incorporen todos los posibles estados de la naturaleza.

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