En el ecosistema empresarial latinoamericano, hablar de escalabilidad sin abordar el flujo de caja es ignorar una de las principales razones por las que cientos de startups y MiPymes fracasan antes de consolidarse. Hoy, muchas micro, pequeñas y medianas empresas enfrentan una amenaza silenciosa pero estructural: la falta de empatía financiera dentro de sus propias cadenas de valor.

MiPymes: mayoría en número, pero con liquidez vulnerable

Las MiPymes representan más del 99 % del total de empresas en América Latina y generan cerca del 67 % del empleo formal, según datos de la CEPAL y la OIT. Sin embargo, siguen teniendo dificultades para sostener su operación diaria.
Uno de los principales retos es el acceso al capital operativo. Muchas grandes compañías, en lugar de facilitar mecanismos financieros, terminan obstaculizándolos, generando ciclos de liquidez insostenibles para sus proveedores.

“Las MiPymes no necesitan lástima: necesitan liquidez. Y para eso, es indispensable que las grandes empresas dejen de ver el flujo de caja de sus proveedores como un problema ajeno”, afirma Nicolás Villa, CEO de Platam.

Consecuencias de la falta de liquidez en cadena

Cuando una MiPyme espera meses para cobrar una factura, su liquidez se resiente. No puede anticipar ingresos y debe pagar insumos por adelantado. Esto la obliga a retrasar nómina, cancelar inversiones y reducir costos, afectando su calidad. Esta tensión se multiplica en toda la cadena de suministro, afectando incluso a las grandes compañías.

Factoring y confirming: herramientas existentes, pero poco utilizadas

Instrumentos como el factoring o el confirming permiten que los proveedores puedan anticipar el pago de sus facturas o extender plazos para comprar insumos sin asumir deuda bancaria ni comprometer activos. Aun así, estas herramientas siguen siendo subutilizadas o incluso bloqueadas por algunas empresas compradoras.

“En Platam hemos adelantado más de $80.000 millones de pesos colombianos para que las MiPymes puedan financiar sus operaciones sin endeudamiento bancario. El impacto en la sostenibilidad de las cadenas de valor ha sido claro. No se trata de una concesión, sino de una estrategia eficaz de escalabilidad”, agrega Villa.

Financiar la cadena de valor: una estrategia, no una concesión

El financiamiento de proveedores debe entenderse como una herramienta estratégica para sostener operaciones saludables. Habilitar mecanismos legales como el factoring no implica costos para la empresa compradora, pero sí puede ser la diferencia entre una cadena eficiente y una en crisis.

En este sentido, bloquear el acceso a esos mecanismos —cuando una factura ya ha sido aprobada— no solo es legalmente cuestionable, sino también económicamente perjudicial.
Reconocer que el flujo de caja de un proveedor es también parte de la operación de la gran empresa es fundamental para construir ecosistemas empresariales verdaderamente sostenibles en América Latina.