Global66, Khipu y Cumplo entregaron sus primeras impresiones sobre el documento legislativo, que ingresó ayer al Congreso.

El día de ayer marcó un punto de inflexión en el ecosistema startup y particularmente en la industria fintech de Chile: tras dos años desde el anuncio de un proyecto de Ley de Innovación Financiera por parte del Gobierno, el documento ingresó al Congreso para su discusión, la que durante las últimas semanas se había vuelto crítica, señalaban emprendedores del sector y el gremio que reúne a estas startups debido al conflicto entre BancoEstado y algunas fintech de medios de pago y open banking.

De acuerdo con el Ministerio de Hacienda, cartera que envío el proyecto de ley, esta iniciativa busca poner al día a la regulación financiera, reconociendo el surgimiento de nuevos modelos de negocio que están apareciendo en el mercado. Algunos de los principales lineamientos de la Ley son la incorporación al perímetro regulatorio de la Comisión para el Mercado Financiero (CMF) de cierto grupo de servicios fintech y la creación de un sistema de finanzas abiertas, que ratifica a los consumidores como dueños de su información y establece la obligación a las instituciones financieras de compartir dicha información –previo consentimiento del cliente- de manera expedita, estandarizada y segura.

Asimismo, otro punto es la modernización a las legislaciones del sector financiero, con el objetivo de generar simetría regulatoria entre las fintech y el resto de las instituciones financieras tradicionales, y, por otra parte, reducir barreras de entrada y facilitar el surgimiento de nuevos servicios financieros basados en tecnología.

Puntos a favor

En ese contexto, Tomás Bercovich, cofundador y CEO de Global66, fintech que en julio levantó una serie A por US$ 12 millones, plantea que el «contar con una ley que permita un sistema de finanzas más abierto y equitativo nos genera muy buenas expectativas para lo que viene en cuanto al desarrollo de proyectos que puedan impactar de manera positiva a la economía del país y la productividad». En esa línea, el emprendedor indica que uno de los aspectos más positivos que identifica del proyecto es la capacidad de contar con regulaciones, parámetros y un marco regulatorio. «De igual forma, en cuanto a lo referente a la generación de un sistema de finanzas abiertas, consideramos que este aspecto también contribuye de manera positiva a la generación de un ecosistema mucho más competitivo e integral. La industria podrá evolucionar cada vez más rápido respondiendo a las dinámicas empresariales y las transformaciones del mercado para así ofrecer productos que aporten a las diferentes industrias», dice Bercovich.

Esta visión positiva también la comparte Nicolás Shea, fundador de Cumplo, fintech que ayer se reunió con otras startups y el ministro de Hacienda, Rodrigo Cerda, para discutir la Agenda de Innovación Financiera. «Es un esfuerzo relevante que mantiene en gran medida los lineamientos y principios que se adelantaron con el anteproyecto que presentó la CMF en febrero de este año. Todavía queda mucho camino por recorrer, partiendo por la discusión parlamentaria y luego en la manera en que se incorporarán los principios de proporcionalidad, competencia, inclusión y neutralidad tecnológica. Se nota el esfuerzo por generar una regulación pro-competencia, que permita a la CMF aliviar la carga regulatoria de proyectos que estén en etapa temprana de desarrollo. Además, la normativa de Open Finance es un gran paso para lograr una mejora sustancial en la industria financiera», afirma Shea.

Por su parte, Roberto Opazo, fundador de Khipu, fintech que ha sido protagonista del bloqueo por parte de BancoEstado, afirma que el proyecto «superó mi expectativa, cubre muchos ámbitos y está inspirado en principios como inclusión, innovación, competencia, riesgo y proporcionalidad, es decir, los principios correctos. Creo que la iniciación de pagos se robará la película porque es de alto impacto y representa un salto enorme con respecto a lo que tenemos hoy. Esto permitirá aprovechar aún más la plataforma de pagos locales que el país tiene y que por el momento está subutilizada con transferencias».

Aspectos por mejorar

Y además de las positivas reacciones ante el proyecto, los emprendedores declaran que hay ciertos puntos que debe incorporarse a la Ley. Uno de estos, sostiene el cofundador de Global66 es que «un extranjero debe primero tener un rut chileno para hacer cualquier operación financiera en el país. Esa es una gran fricción y ahí estamos al debe. Para nosotros el ideal siempre será que podamos tener un pasaporte regulatorio en todo América Latina como sucede en España y en la Unión Europea, pero por ahora es un gran avance que podamos partir con la discusión de una Ley Fintech que seguro será punto de partida y ejemplo para otros países de la región».

A su vez, Opazo manifiesta que «la iniciación de pagos requiere normar los incentivos económicos, como ocurre en el caso del pago con tarjetas, en que hay un premio por operación que se paga al banco que emitió la tarjeta. En cambio, en transferencias aunque las operaciones sean sin costo para los usuarios, hoy el banco de origen debe pagar al banco de destino, es decir, hay un castigo en vez de un premio para el originador del pago. Eso genera un incentivo para potenciar los pagos a través de redes internacionales, en vez de potenciar las redes de pago local, como las transferencias y pronto la iniciación de pagos. Ahí hay algo que corregir porque conviene potenciar la red de pago local y así avanzar en soberanía y bajar costos de operación».