El reciente cónclave en el Vaticano, marcado por el sigilo, la tradición y la solemnidad, volvió a captar la atención mundial. Pero en tiempos de transformación digital, la empresa chilena Evoting lanza una provocadora pregunta: ¿qué pasaría si el proceso de elección papal se digitalizara?

Desde su trayectoria en más de 3.000 procesos electorales en América Latina y Europa, Evoting ve posibles beneficios en incorporar tecnología a una de las votaciones más antiguas y simbólicas del planeta.

Eficiencia y agilidad sin sacrificar solemnidad

“Actualmente, los cardenales votan escribiendo a mano el nombre de su candidato. Si nadie alcanza los dos tercios requeridos, el proceso se repite hasta lograr consenso. Un sistema de votación electrónica podría agilizar drásticamente esta dinámica, permitiendo emitir y contar votos de forma instantánea y segura”, explica Felipe Lorca, gerente general de Evoting.

Prevención del autovoto y anonimato reforzado

Uno de los aspectos más delicados del cónclave es el riesgo del autovoto, es decir, que un cardenal se elija a sí mismo. Aunque está prohibido, no existe un mecanismo que lo impida completamente. “Con una solución electrónica, podríamos incorporar filtros automáticos que bloqueen ese tipo de votos sin vulnerar el secreto del sufragio”, señala Lorca.

Asimismo, el sistema tradicional requiere que los cardenales usen una caligrafía irreconocible para evitar ser identificados. La digitalización, mediante el uso de criptografía avanzada, podría garantizar un anonimato absoluto y sin margen de error.

Participación remota y segura

El modelo actual exige presencia física en la Capilla Sixtina, lo que limita la participación de cardenales enfermos o de avanzada edad. “Una votación digital permitiría la participación remota con los más altos estándares de seguridad, respetando su derecho al voto sin comprometer su salud ni la integridad del proceso”, agrega Lorca.

Tradición y modernidad pueden convivir

Evoting no propone reemplazar la espiritualidad ni la tradición del cónclave, sino imaginar cómo los valores de eficiencia, transparencia y seguridad pueden también aplicarse a procesos tan sagrados como la elección del líder de la Iglesia Católica. “Digitalizar no es despojar de solemnidad, sino adaptarse a una nueva era manteniendo la esencia”, concluye Lorca.