En sintonía con las transformaciones de la última década, la adopción de medidas orientadas hacia el bienestar de los colaboradores se ha vuelto una realidad cada vez más común en empresas y emprendimientos. Un aspecto que se puede explicar por diversos factores, como la evolución de los parámetros con que se mide a las organizaciones. En ese contexto, las claves para quienes buscan sumarse a nuevos equipos son: la conexión con su propósito, la propuesta de valor, y oportunidades de desarrollo.

Esto ha dejado en evidencia el hecho de que se requiere no solo un salario justo para mantener el interés de los talentos nuevos y más antiguos, sino que también otros beneficios no monetarios que busquen mejorar el bienestar laboral y mental de los colaboradores.

En ese sentido, el estudio «Radiografía de Mujeres en el Trabajo 2024» realizado por Buk con una muestra de más de 3.900 hombres y mujeres provenientes de Chile, Colombia, México y Perú, reveló que las principales razones para la fuga de talento, tanto para mujeres como hombres, son los salarios e incentivos monetarios no competitivos. A estos le siguen mejores oportunidades laborales, falta de oportunidades de desarrollo, un mal ambiente, sobrecarga laboral y baja flexibilidad o posibilidades de trabajar de manera remota.

En materia de género, el estudio pone de manifiesto que, para las mujeres, mientras mayor es el nivel de preocupación que muestra la organización por el bienestar de sus colaboradores, menores son sus intenciones de renuncia (68%). También destaca que la flexibilidad laboral es una razón clave para que ellas acepten un trabajo, que no contar con la posibilidad de teletrabajo es un factor influyente en sus intenciones de renuncia (29%), y que estas se encuentran menos satisfechas con la conciliación entre su vida personal y el trabajo en comparación con los hombres.

Por lo tanto, una cultura organizacional que fomente aspectos como el respeto mutuo, la equidad, la inclusión, las relaciones personales y de trabajo cercanas, liderazgos participativos y motivadores, y contribuir con el desarrollo profesional a través de programas y capacitaciones puede ser crucial para corregir esta realidad. Especialmente frente a quienes buscan crecer y sentir que su carrera tiene un impacto trascendente. Un ámbito en el que las áreas de recursos humanos han tenido un valioso rol, al evolucionar desde un sector con funciones principalmente administrativas en el pasado hacia un componente estratégico cuyas acciones podrían ser decisivas en la fidelización y compromiso del talento, así como en el impacto en el negocio.

En ese sentido, la felicidad organizacional es una ventaja competitiva que cada vez más entidades están dispuestas a priorizar. En primer lugar, por el interés genuino de poner a las personas en el centro, comprendiendo su valor y relevancia; pero también, ante la consciencia de que el impacto en el bienestar de los colaboradores se traduce en un mayor compromiso y satisfacción con el entorno, así como en una mejora de los procesos, cumplimiento de objetivos y en el aumento de la productividad. De ahí que la preocupación por el bienestar y el desarrollo integral sean las nuevas claves del éxito organizacional.